Prevencion de la violencia desde la familia

Publicado: 21 Abril de 2010

Si la familia es la base de cualquier agrupación social, la familia debe ser el centro de las atenciones de la sociedad desde todos los puntos de vista. Aspectos como la urbanización, los transportes, la distribución de bienes, la participación política, etc., influyen en la vida familiar de cada día y no se pueden dejar de lado a la hora de querer dar una respuesta a la problemática de la inadaptación social. Una recta prevención familiar que vaya desde la información sobre el control de la natalidad, la higiene física y mental, la profilaxis de las enfermedades pre y postnatales, ... hasta aspectos educativos sobre la importancia de los padres en el desarrollo afectivo de los hijos, etc.

Importante es la información, la educación y los medios disponibles en materia de planificación familiar, pero también la necesidad de proteger y asistir a las víctimas de los abusos de violencia familiar o desarrollar programas de preventivos de marginación social.

La familia ha de jugar un papel clave en cada uno de los niveles de prevención:

En la prevención primaria:

La familia constituye la primera institución a tener en cuenta. Está claro que constituye la primera instancia socializadora: Son numerosos los autores que nos muestran la importancia de los primeros años de vida para el posterior desarrollo de la persona, ya que en la convivencia familiar se va formando la personalidad del niño.

En la prevención secundaria:

La familia es la primera en detectar los problemas de adaptación social y la primera, en principio, en dar una respuesta. Sin embargo, no hay que olvidar que los sujetos inadaptados suele proceder a su vez de familias con problemas del mismo tipo. La inadaptación reproduce la inadaptación. Se debería atajar el problema desde sus raíces más profundas. No se pueden olvidar todos los condicionamientos que envuelven a la familia marginal, como la pobreza y el paro, las condiciones de habitabilidad del hogar, la falta de cultura, los prejuicios, etc. Si las familias son multiproblemática, la respuesta habrá de pasar por una intervención educativa sobre el contexto familiar. Es aquí donde conviene tener en cuenta todos esos recursos que ayuden a la familia a cumplir con su papel educativo, desde la supervisión, la orientación y ayuda a domicilio hasta las guarderías y los servicios que sean más oportunos en función de las circunstancias.

En la prevención terciaria:

La familia puede colaborar con la escuela y con los centros especializados, cuando sea necesario, en la detección y tratamiento de cualquier problema de adaptación que pueda aparecer en sus hijos. Esta implicación ha de extenderse también al tratamiento de los problemas, tarea en la que fácilmente se desentiende por un mal planteamiento del trabajo especializado.

En una primera fase conviene hacer una buena recogida de datos significativos que nos permitan conocer en profundidad la realidad que abordamos. Debemos implicar a los dos progenitores por igual y, en cuanto a las relaciones dentro del grupo de hermanos, tener en cuenta cuestiones significativas como los sentimientos de rivalidad o celos, las comparaciones que se pueden establecer entre ellos mismos, las afinidades que pueden darse entre ellos, las diferencias de edad, etc. Conviene también tener en cuenta las relaciones sociales con otros grupos, si existe facilidad para entablar y conservar amistades, la madurez social para integrarse y adaptarse a diferentes situaciones y comportarse conforme a ellas...

Una vez establecida la valoración del caso, se ofrecerán las orientaciones oportunas. Aunque cada caso puede ser diferente, existen una serie de normas que pueden resultar útiles:

- La familia no puede pretender sustituir o hacer las veces del terapeuta o rehabilitador.

- Hay que conseguir igualdad de criterios y actitudes entre el la madre, el padre y los hermanos.

- Se tenderá a responsabilizar al niño en sus actos en la medida de sus posibilidades.

- La familia servirá de puente entre los diferentes profesionales si es que éstos trabajan en lugares diferentes.

- Hay que fomentar la autoestima del niño, revalorizando sus aspectos positivos y destacando lo que hace bien.

- Es básico que la familia siga las orientaciones del educador, sin excederse.

La familia debe ser escuela de valores, aprendiéndolos con las vivencias diarias. No se aprende lo que se enseña, se aprende lo que se vive y lo que se ve vivir. Todos los valores se pueden practicar en el seno familiar: se comparte, se es sincero, se ayuda, se vive con alegría, se cultiva el orden, se forma la voluntad... Y no debe faltar nunca la ilusión, la creatividad de poder sorprenderse unos a otros. Así, la familia será siempre nueva, haciendo que todos se encuentren a gusto en casa, sobre todo sintiéndose queridos para afrontar decididamente el futuro.

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